ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA SALUD

¡Virgen María, Madre de la Salud! Tu Hijo divino te encargó que fueras también Madre de todos los hombres. Desde entonces, con admirable fidelidad, has estado presente en la vida de la Iglesia y de cada uno de sus hijos; como ejemplar de todas las virtudes personales y comunitarias; como medianera nuestra ante Dios, y como madre de la vida divina que Cristo nos comunica.
Tú conoces nuestros sufrimientos y problemas, nuestras infidelidades y caídas. A ejemplo tuyo y con tu ayuda, aceptamos el plan de nuestro Padre Celestial que, en Cristo y por el Espíritu Santo quiere salvarnos a través de las pruebas y sufrimientos de la vida temporal, hasta darnos la plenitud de su vida sin término. Amén.

martes, 28 de febrero de 2017

MIÉRCOLES DE CENIZA

La Ceniza que queremos recibir es un signo comprometedor con el que Dios nos invita a emprender este camino de la Cuaresma con el firme propósito de vivir una gran consigna: Dejarnos reconciliar con Él y con los hermanos.

Resultado de imagen para miercoles de cenizaTres detalles importantes nos van a ayudar:
1. Escuchar la Palabra para que podamos descubrir la voluntad de Dios que nos ama y nos exhorta a vivir estos días como un camino en el que la voz de Dios nos advierte dónde y de que modo actúa el mal, nos enseña cómo vencer nuestra soberbia y cómo ser luz para los hermanos.
2. Vivir en la experiencia de la Caridad Fraterna la oportunidad para abrir el corazón al sufrimiento de nuestros hermanos, que son un don de Dios para nosotros, como dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma,
3. Mirar con gratitud el Sacrificio Redentor de Jesús que, en la cruz quiso reconciliarnos con Dios, con los hermanos, para que la alegría de construir puentes que nos unan en la misma esperanza, nos
permita celebrar la Pascua en una comunidad que derriba los muros del odio para abrir la puerta del corazón a la convivencia iluminada por la fe.

Acojamos la palabra del Papa Francisco:

“Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor ―que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador― nos muestra el camino a seguir.
Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados” (3 Papa Francisco. Mensaje para la Cuaresma 2017)

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