ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA SALUD

¡Virgen María, Madre de la Salud! Tu Hijo divino te encargó que fueras también Madre de todos los hombres. Desde entonces, con admirable fidelidad, has estado presente en la vida de la Iglesia y de cada uno de sus hijos; como ejemplar de todas las virtudes personales y comunitarias; como medianera nuestra ante Dios, y como madre de la vida divina que Cristo nos comunica.
Tú conoces nuestros sufrimientos y problemas, nuestras infidelidades y caídas. A ejemplo tuyo y con tu ayuda, aceptamos el plan de nuestro Padre Celestial que, en Cristo y por el Espíritu Santo quiere salvarnos a través de las pruebas y sufrimientos de la vida temporal, hasta darnos la plenitud de su vida sin término. Amén.

miércoles, 24 de febrero de 2016

AUDIENCIA GENERAL PAPA FRANCISCO



Miércoles 24 de febrero de 2016


Misericordia y poder
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis presentamos la historia de Nabot que nos muestra al poder y la autoridad que pierden su dimensión de servicio y de misericordia. El rey Ajab quiere comprar la viña de Nabot por conveniencia personal. Nabot se niega, porque para Israel la tierra es de Dios, prenda de su bendición, y se debe custodiar y trasmitir a la siguiente generación. Ajab se enfurece por no haber satisfecho su deseo. La reina Jezabel usará su poder para matar a Nabot y así quedarse con la viña.

Resultado de imagen para papa francisco frases jovenesQué lejos está esto de la palabra de Jesús, que dice: «Quien quiera ser el primero… sea el servidor de todos» (Mc 9,35). Sin la dimensión del servicio, el poder se convierte en arrogancia y opresión. Si no hay justicia, misericordia y respeto a la vida, la autoridad se queda en mera codicia, que destruye a los demás en su afán de poseer. Pero la misericordia puede vencer el pecado. Dios envía a Elías para que amoneste al rey y se arrepienta. Con todo, el mal causado dejará una herida que tendrá consecuencias en la historia. Sólo Jesús puede sanar estas heridas y cambiar la historia, pues desde el trono de la cruz, el verdadero rey sale a nuestro encuentro, vence el pecado y la muerte, y nos da vida.

Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el ejemplo de Jesús transforme nuestra concepción de poder para que siempre vivamos nuestra responsabilidad como un servicio, en el que manifestar su misericordia a los demás.

domingo, 21 de febrero de 2016

EL PAPA RESPONDE SOBRE LA COMUNIÓN EN SEGUNDAS UNIONES

VATICANO, 18 Feb. 16. Al ser preguntado sobre la participación de los divorciados vueltos a casar en la vida de la Iglesia, el Papa Francisco recordó que integrarse "no significa conceder la comunión" porque recibir la Eucaristía no es un "un título honorífico".
Francisco / Alan Holdren (ACI Prensa)El Papa se refirió al conmovedor testimonio de una pareja de divorciados en nueva unión que escuchó en Morelia. "Estos dos eran felices y usaron una expresión muy linda: nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí estamos en comunión cuando visitamos a hospitales y en esto, y en esto.  Su integración es esa. Si hay algo más, ya lo dirá el Señor. Es un camino", indicó.
Este es texto completo de la pregunta que le hicieron y la respuesta que dio el Pontífice:
Pregunta: Santo Padre Ud. ha hablado mucho sobre la familia y el Año Santo de la Misericordia durante este viaje, pero algunos se preguntan, ¿cómo es posible que una Iglesia misericordiosa con más facilidad perdona a un asesino que un divorciado vuelto a casar?
Papa Francisco: Ah, ¡me gusta esta pregunta! Sobre familia, han hablado dos sínodos. El Papa habló todo el año durante las catequesis de los miércoles, y la pregunta es verdadera, me gusta la pregunta porque usted la ha hecho ‘plásticamente’ bien.
En el documento post-sinodal que saldrá antes de Pascua, se retoma todo lo que el Sínodo abordó en uno de los capítulos  habló sobre los conflictos o sobre las familias heridas y la pastoral de las familias heridas. Es una de las preocupaciones, como otra es la preparación al matrimonio. Imagínese: para ser cura, es necesario estudiar por 8 años y luego, si no lo logras, pides una dispensa y te vas.
Pero, para un sacramento que dura toda la vida, tres, cuatro clases…  La preparación al matrimonio es muy importante, muy muy importante, porque creo que es algo que en la Iglesia, al menos en la pastoral común, al menos en mi país en Sudamérica no ha contado tanto.
Por ejemplo, ahora no mucho, pero hace algunos años había en mi país la costumbre de los casamientos ‘de apuro’, casamientos hechos con prisa porque viene un niño, para taparlo socialmente y salvar el honor de la familia y ahí no eran libres. Y muchas veces estos matrimonios son nulos, y yo, como obispo, he prohibido hacer esto a los sacerdotes cuando existía esto… que nazca el niño, que permanezcan como novios y cuando sientan hacerlo para toda la vida que vayan adelante, pero existe una falta del matrimonio.
Otro capítulo muy interesante es la educación de los hijos. Las víctimas de los problemas familiares son los hijos, pero también los problemas de la familia que el marido y la mujer quieren, por ejemplo, las necesidades de un trabajo, cuando el padre no tiene tiempo para hablar con sus hijos, cuando la madre no tiene tiempo libre para hablar con sus hijos cuando yo confieso a una pareja que tiene hijos, un matrimonio les digo: ‘¿cuántos hijos tienen?’.
Algunos se asustan porque dicen: ‘el sacerdote me preguntará  por qué no tengo más…’ y yo digo ‘le haré una segunda pregunta: ‘¿Usted juega con sus hijos?’ Y la mayoría, casi todos, dicen que ¨Padre no tengo tiempo, trabajo todo el día¨, y los hijos son víctimas, es un problema social que hiere a las familias. Me gusta su pregunta.
Una tercera cosa interesante es que en el encuentro con las familias en Tuxtla Gutiérrez había en una pareja de casados en segunda unión integrados en la pastoral de la Iglesia y la palabra clave que usó el Sínodo y que yo retomaría es integrar en la vida de la Iglesia a las familias heridas, las familias vueltas a casar, pero no olvidar a los hijos en medio. Ellos son las primeras víctimas, sea para las heridas, sea para las condiciones de pobreza, de trabajo…
Re-pregunta: ¿Esto quiere decir que pueden recibir la comunión?
Papa Francisco: Esto es algo último, integrar en la iglesia no significa conceder la comunión porque yo conozco a católicos casados en segundas nupcias que van a la iglesia tres o cuatro veces al año, y ‘yo quiero hacer la comunión’, como si fuera un título honorífico. Un trabajo de integración... Todas las puertas están abiertas, pero no se puede decir que estas personas puedan comulgar.
Esto sería una herida, también para los matrimonios, porque esto no los haría proceder por ese camino de integración. Y estos dos eran felices y usaron una expresión muy linda: nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí estamos en comunión cuando visitamos a hospitales y en esto, y en esto.  Su integración es esa. Si hay algo más, ya lo dirá el Señor. Es un camino.
Tomado de: https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-se-pronuncia-con-claridad-sobre-comunion-para-divorciados-en-nueva-union-94758/

domingo, 14 de febrero de 2016

CUARESMA, TIEMPO DE MISERICORDIA

UNA OBRA SOCIAL QUE USTED PUEDE APOYAR

Apreciados hermanos y hermanas, hemos iniciado el tiempo de cuaresma y la Iglesia nos invita a caminar el camino de la conversión, del cambio, del mejorar nuestras actitudes un tanto egoístas, descreídas y seculares. Es tiempo propicio para reflexionar sobre nuestras andanzas, sobre nuestra vida de fe. En verdad ¿nuestra manera de vivir, la forma como nos relacionamos con los demás da testimonio de nuestro amor a Dios y a su Iglesia?

Que este tiempo cuaresmal nos ayude a caminar los caminos de Dios, a escuchar de verdad su Palabra y descubrir su voluntad en nosotros. El Papa Francisco nos invita a vivir la misericordia del Padre. Seamos misericordiosos, comenzando con los de nuestra propia casa, con los de nuestra familia. No seamos oscuridad para los nuestros. Pero tampoco olvidemos las necesidades de los demás, de tantas familias, ancianos y niños que sufren de hambre, desolación, desnutrición, violencia...  tantas injusticias que inmersas en nuestro pueblo.
El Santuario apoya la obra social Fundación Ciudad de Dios, una obra estupenda donde se educa desde pequeños a niños y jóvenes que han sido maltratados por la pobreza y la violencia en nuestro país. Si alguno(a) desea colaborarnos con esta obra, puede hacer donaciones en dinero, mediante consignación en la cuenta de ahorros número 803132372 que la Fundación Ciudad de Dios tiene en el Banco AV Villas. Por favor colocar en la consignación nombre completo del donante, teléfono de contacto y correo electrónico. Dios les bendiga por su buen corazón. Si desea hacer la donación de alimentos o de ropa o de otros elementos, o también en dinero, puede acercarse a la sede administrativa que está ubicada en Av calle 153 N° 19-39 en Bogotá, en el Colegio Liceo de Cervantes Norte, o si lo desea puede dejar sus aportes en el despacho parroquial del Santuario Nuestra Señora de la Salud en el municipio de Bojacá, diciendo expresamente que se trata de una donación para la Fundación Ciudad de Dios.

SANTA MISA EN LA BASÍLICA DE GUADALUPE


HOMILÍA DEL SANTO PADRE
Ciudad de México
Sábado 13 de febrero de 2016

Escuchamos cómo María fue al encuentro de su prima Isabel. Sin demoras, sin dudas, sin lentitud va a acompañar a su pariente que estaba en los últimos meses de embarazo.
El encuentro con el ángel a María no la detuvo, porque no se sintió privilegiada, ni que tenía que apartarse de la vida de los suyos. Al contrario, reavivó y puso en movimiento una actitud por la que María es y será reconocida siempre como la mujer del «sí», un sí de entrega a Dios y, en el mismo momento, un sí de entrega a sus hermanos. Es el sí que la puso en movimiento para dar lo mejor de ella yendo en camino al encuentro con los demás.

Escuchar este pasaje evangélico en esta casa tiene un sabor especial. María, la mujer del sí, también quiso visitar a los habitantes de estas tierras de América en la persona del indio san Juan Diego. Así como se movió por los caminos de Judea y Galilea, de la misma manera caminó al Tepeyac, con sus ropas, usando su lengua, para servir a esta gran Nación. Y, así como acompañó la gestación de Isabel, ha acompañado y acompaña la gestación de esta bendita tierra mexicana. Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten «que no valían nada» (cf. Nican Mopohua, 55). Esta elección particular, digamos preferencial, no fue en contra de nadie sino a favor de todos. El pequeño indio Juan, que se llamaba a sí mismo como «mecapal, cacaxtle, cola, ala, sometido a cargo ajeno» (cf. ibíd, 55), se volvía «el embajador, muy digno de confianza».

En aquel amanecer de diciembre de 1531 se producía el primer milagro que luego será la memoria viva de todo lo que este Santuario custodia. En ese amanecer, en ese encuentro, Dios despertó la esperanza de su hijo Juan, la esperanza de un pueblo. En ese amanecer, Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos.

En ese amanecer, Juancito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Él es elegido para supervisar, cuidar, custodiar e impulsar la construcción de este Santuario. En repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que él no era la persona adecuada, al contrario, si quería llevar adelante esa obra tenía que elegir a otros, ya que él no era ilustrado, letrado o perteneciente al grupo de los que podrían hacerlo. María, empecinada —con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre— le dice: no, que él sería su embajador.

Así logra despertar algo que él no sabía expresar, una verdadera bandera de amor y de justicia: en la construcción de ese otro santuario, el de la vida, el de nuestras comunidades, sociedades y culturas, nadie puede quedar afuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la «altura de las circunstancias» o por no «aportar el capital necesario» para la construcción de las mismas. El Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones. El santuario de Dios son nuestras familias que necesitan de los mínimos necesarios para poder construirse y levantarse. El santuario de Dios es el rostro de tantos que salen a nuestros caminos…

Al venir a este Santuario nos puede pasar lo mismo que le pasó a Juan Diego. Mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones, tristezas, y decirle: «Madre, ¿qué puedo aportar yo si no soy un letrado?». Miramos a la madre con ojos que dicen: son tantas las situaciones que nos quitan la fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la transformación.

Por eso creo que hoy nos va a hacer bien un poco de silencio, y mirarla a ella, mirarla mucho y calmadamente, y decirle como lo hizo aquel otro hijo que la quería mucho:

«Mirarte simplemente, Madre,
dejar abierta sólo la mirada; 
mirarte toda sin decirte nada, 
decirte todo, mudo y reverente.

No perturbar el viento de tu frente; 
sólo acunar mi soledad violada, 
en tus ojos de Madre enamorada
y en tu nido de tierra trasparente.

Las horas se desploman; sacudidos, 
muerden los hombres necios la basura
de la vida y de la muerte, con sus ruidos.

Mirarte, Madre; contemplarte apenas, 
el corazón callado en tu ternura, 
en tu casto silencio de azucenas».

(Himno litúrgico)

Y en silencio, y en este estar mirándola, escuchar una vez más que nos vuelve a decir: «¿Qué hay hijo mío el más pequeño?, ¿qué entristece tu corazón?» (cf. Nican Mopohua, 107.118). «¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre?» (ibíd., 119).

Ella nos dice que tiene el «honor» de ser nuestra madre. Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles. Son una oración silenciosa que sube hasta el cielo y que en María encuentra siempre lugar en su manto. En ella y con ella, Dios se hace hermano y compañero de camino, carga con nosotros las cruces para no quedar aplastados por nuestros dolores.

¿Acaso no soy yo tu madre? ¿No estoy aquí? No te dejes vencer por tus dolores, tristezas, nos dice. Hoy nuevamente nos vuelve a enviar, como a Juanito; hoy nuevamente nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas. Tan sólo camina por los caminos de tu vecindario, de tu comunidad, de tu parroquia como mi embajador, mi embajadora; levanta santuarios compartiendo la alegría de saber que no estamos solos, que ella va con nosotros. Sé mi embajador, nos dice, dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, no lo dejes solo, perdona al que te lastimó, consuela al que esta triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios. Y, en silencio, le decimos lo que nos venga al corazón.


¿Acaso no soy yo tu madre? ¿Acaso no estoy yo aquí?, nos vuelve a decir María. Anda a construir mi santuario, ayúdame a levantar la vida de mis hijos, que son tus hermanos.

tomado de la página del Vaticano: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2016/documents/papa-francesco_20160213_omelia-messico-guadalupe.html

miércoles, 10 de febrero de 2016

MIÉRCOLES DE CENIZA: INICIO DE LA CUARESMA

La Iglesia Católica inicia hoy, con elMiércoles de Ceniza, el tiempo litúrgico de la Cuaresma en el que, durante 40 días y a través de la vivencia del ayuno, la oración y la limosna, los fieles se preparan para la Semana Santa en la que se actualizan los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del SeñorJesús.
En este tiempo los fieles están llamados a trabajar de manera especial en la conversión personal, exhortación que durante la imposición de las cenizas expresa el celebrante con las palabras: "Convertíos y creed en el Evangelio".
Asimismo, con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás" se recuerda la caducidad y fragilidad de la vida humana en la que la muerte es un destino inevitable.
En la Roma antigua, los fieles comenzaban con una penitencia pública el primer día de Cuaresma en el que eran salpicados de cenizas, se vestían con un sayal y estaban obligados a mantenerse alejados hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo.
Cuando estas prácticas cayeron en desuso entre los siglos VIII y X se comenzó a colocar las cenizas en las cabezas de todos los miembros de la congregación.
Actualmente los fieles son marcados con una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos anterior.
Resultado de imagen para miercoles de ceniza 2016En su mensaje para la Cuaresma de este año, presentado el pasado 26 de enero y titulado «'Misericordia quiero y no sacrificio' (Mt 9,13). Las obras de misericordia en el camino jubilar», el Papa Francisco alentó a vivir este tiempo de una forma diferente.
“En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17).”.
Por lo tanto el Santo Padre reconoce que "para todos es un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia".

viernes, 5 de febrero de 2016

MENSAJE PARA EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA DE LOS JÓVENES


Crecer misericordiosos como el Padre

Queridos jóvenes:

La Iglesia está viviendo el Año Santo de la Misericordia, un tiempo de gracia, de paz, de conversión y de alegría que concierne a todos: grandes y pequeños, cercanos y lejanos. No hay fronteras ni distancias que puedan impedir a la misericordia del Padre llegar a nosotros y hacerse presente entre nosotros. Ahora, la Puerta Santa ya está abierta en Roma y en todas las diócesis del mundo.

Este tiempo precioso también os atañe a vosotros, queridos jóvenes, y yo me dirijo a vosotros para invitaros a participar en él, a ser protagonistas, descubriendo que sois hijos de Dios (cf. 1 Jn 3,1). Quisiera llamaros uno a uno, quisiera llamaros por vuestro nombre, como hace Jesús todos los días, porque sabéis bien que vuestros nombres están escritos en el cielo (Lc 10,20), están grabados en el corazón del Padre, que es el Corazón Misericordioso del que nace toda reconciliación y toda dulzura.
El Jubileo es todo un año en el que cada momento es llamado santo, para que toda nuestra existencia sea santa. Es una ocasión para descubrir que vivir como hermanos es una gran fiesta, la más hermosa que podamos soñar, la celebración sin fin que Jesús nos ha enseñado a cantar a través de su Espíritu. El Jubileo es la fiesta a la que Jesús invita a todos, sin distinciones ni excepciones. Por eso he querido  vivir también con vosotros algunas jornadas de oración y de fiesta. Por tanto, os espero el próximo mes de abril.

«Crecer misericordiosos como el Padre» es el título de vuestro Jubileo, pero es también la oración que hacemos por todos vosotros, acogiéndoos en el nombre de Jesús. Crecer misericordioso significa aprender a ser valiente en el amor concreto y desinteresado, comporta hacerse mayores tanto física como interiormente. Os estáis preparando para ser cristianos capaces de tomar decisiones y gestos valientes, capaces de construir todos los días, incluso en las pequeñas cosas, un mundo de paz.

Vuestra edad es una etapa de cambios increíbles, en la que todo parece posible e imposible al mismo tiempo. Os reitero con insistencia: «Permaneced estables en el camino de la fe con una firme esperanza en el Señor. Aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da el valor para caminar contra corriente. Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar contra corriente. Esto hace bien al corazón, pero hay que ser valientes para ir contra corriente y él nos da esta fuerza [...] Con él podemos hacer cosas grandes y sentiremos el gozo de ser sus discípulos, sus testigos. Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes. Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Hemos de ir siempre más allá, hacia las cosas grandes. Jóvenes, poned en juego vuestra vida por grandes ideales» (Homilía en la Misa de Confirmación, 28 abril 2013).

No me olvido de vosotros, chicos y chicas que vivís en situaciones de guerra, de pobreza extrema, de penurias cotidianas, de abandono. No perdáis la esperanza, el Señor tiene un gran sueño que quiere hacer realidad con vosotros. Vuestros amigos y compañeros que viven en condiciones menos dramáticas se acuerdan de vosotros y se comprometen a que la paz y la justicia lleguen a todos. No creáis a las palabras de odio y terror que se repiten a menudo; por el contrario, construid nuevas amistades. Ofreced vuestro tiempo, preocupaos siempre de quienes os piden ayuda. Sed valientes e id contracorriente, sed amigos de Jesús, que es el Príncipe de la Paz (cf. Is 9,6): « En él todo habla de misericordia. Nada en él es falto de compasión» (Misericordiae vultus, 8).

Ya sé que no todos podréis venir a Roma, pero el Jubileo es verdaderamente para todos y se celebrará también en vuestras iglesias locales. Todos estáis invitados a este momento de alegría. No preparéis sólo mochilas y pancartas, preparad especialmente vuestro corazón y vuestra mente. Meditad bien los deseos que presentaréis a Jesús en el sacramento de la Reconciliación y de la Eucaristía que celebraremos juntos. Cuando atraveséis la Puerta Santa, recordad que os comprometéis a hacer santa vuestra vida, a alimentaros del Evangelio y la Eucaristía, que son la Palabra y el Pan de la vida, para poder construir un mundo más justo y fraterno.

Que el Señor bendiga cada uno de vuestros pasos hacia la Puerta Santa. Rezo por vosotros al Espíritu Santo para que os guíe e ilumine. Que la Virgen María, que es Madre de todos, sea para vosotros, para vuestras familias y para cuantos os ayudan a crecer en la bondad y la gracia, una verdadera puerta de la Misericordia.

Vaticano, 6 de enero de 2016, Solemnidad de la Epifanía

Francisco

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2016/documents/papa-francesco_20160106_messaggio-giubileo-ragazzi.html